Top
YA LLEGARON LAS NOVEDADES DE TEXTOFILIA EDICIONES , APOYEMOS LO INDEPENDIENTE! – A P O L O R A M A
fade
51775
post-template-default,single,single-post,postid-51775,single-format-standard,eltd-core-1.0,flow-ver-1.0.1,eltd-smooth-scroll,eltd-smooth-page-transitions,ajax,eltd-blog-installed,page-template-blog-standard,eltd-header-standard,eltd-sticky-header-on-scroll-up,eltd-default-mobile-header,eltd-sticky-up-mobile-header,eltd-dropdown-default,eltd-dark-header,wpb-js-composer js-comp-ver-4.9.2,vc_responsive

YA LLEGARON LAS NOVEDADES DE TEXTOFILIA EDICIONES , APOYEMOS LO INDEPENDIENTE!

YA LLEGARON LAS NOVEDADES DE TEXTOFILIA EDICIONES , APOYEMOS LO INDEPENDIENTE!

 

 

 

 

Textofilia Ediciones recupera la noción de lectura desde el placer, desde el gozo del hallazgo, apelando a la emoción del coleccionista con cada descubrimiento. A través del minucioso cuidado en su diseño, busca que la lectura sea una experiencia gozosa y estimulante. Es un sello abierto para la exploración de nuevos talentos en las artes y la literatura mexicana, mientras promueve autores y obras que marcaron un rumbo distinto en otras latitudes. Nuestro catálogo abarca los géneros: novela, cuento, ensayo, poesía y libros para niños y jóvenes.

 

 

 

 

Gorilas en el techo de [Karen Karake]

 

 

Esa tarde una maestra gritó: ¡Gorilas en el techo! Karen no sabía si echarse a llorar o a correr; tampoco sabía que su vida estaba a punto de desmoronarse como migajitas de pan. Al poco tiempo sus papás anunciaron que la familia se mudaba. ¿Quéeeee? Se le pararon los pelos de punta. Dejar la escuela, amigas, abuelos y a su querida Guatemala era mucho peor que si diez simios le hubieran brincado encima. Pero, la verdadera tragedia de Karen empieza cuando llega a otro país que ni siquiera ubica en el mapa, a miles de kilómetros del suyo, con un idioma del que no entiende ni papa y, por si fuera poco, con compañeros nuevos que la miran como a un bicho raro. Ella tiene de dos: encerrarse en su caparazón o salir y exprimentar los limones que la vida le ofrece.
Con un lenguaje espontáneo, agudo, divertido y ágil la protagonista nos cuenta sus venturas y desventuras para adaptarse a Israel y a su entorno violento, pues, aunque parezca chiste, huyen de Guatemala por la violencia y llegan a un país en guerra. Sin embargo, Karen también descubrirá la sorpresa del primer beso, el poder de la amistad y lo maravillosa que puede ser la vida, aunque ésta no siempre esté exenta de dolor.
Gorilas en el techo, nos sumerge con un gran talento y de una manera sencilla en temas profundos y a veces complicados como la intolerancia, la violencia, la muerte, el despertar a la sexualidad y la esperanza de un mundo pacífico donde quepamos todos.

 

 

En su lecho de muerte, Bernal Díaz del Castillo, uno de los soldados españoles que acompañaron a Hernán Cortés en el descubrimiento y conquista de México, hace un recuento de su vida, de las vicisitudes y penurias pasadas durante su estadía en Indias y, sobre todo, durante las guerras contra el inefable imperio de Moctezuma. Al narrar los sufrimientos padecidos en este lado del mundo, el protagonista se revela como un ser dolido; lleno de rencor y de odio hacia la Corona, Alvarado pero, sobre todo, hacia Cortés, a quien no tiene empacho en llamar Capitán de la Muerte. Articulada en torno a los avatares de la Conquista de México-Tenochtitlán y a la profunda distorsión del hecho histórico por parte de Bernal y de su amanuense –trasunto renacentista de Rustichello–, la narrativa se enriquece con las voces, en ocasiones disonantes, de la madre y la esposa del conquistador.

 

 

En los poemas de Eros una vez –y otra vez– se dibujan hipotéticos cuadros, secuencias, atisbos y paisajes de una y múltiples historias; estados de ánimo, chispazos y reflexiones, que pueden ser de amor o desamor, de encuentros y complicidades o de saltos a la nada y despedidas inevitables. La pluma de Julia Santibáñez sabe captar los más pequeños matices, las sutilezas, e incluso el negro sarcasmo que acompaña las ceremonias del adiós. El lector asiste en estas páginas a una pluma de estilo impredecible y lúdico que puede adentrarse en intensidades amatorias en versos como: “…pierdo el aliento / por el centímetro de piel / que tocas, sin saberlo” o en este dístico impecable: “no hay más hoy / que tú”; o bien, puede pintar un amor leve y aéreo, como en el poema “Septiembre leve”, en el cual se lee “mientras de la mano brincamos nubes, /vamos sepultando la tarde que respira de luz”.

En este libro veremos el día y la noche del amor, pero también sus zonas intermedias. Esos diferentes climas, o facetas del prisma amoroso que la poeta pone frente a nosotros, en los que a veces juega con el lenguaje; pero en otras, desarrolla una poesía más dramática y austera; y en otras ocasiones, la alada brevedad, la ligereza irónica, pero nunca burda, nos mira de frente en sus versos brillantes, paródicos y juguetones. Se trata de una poesía que no dejará de sorprendernos, de llevarnos de la mano para asistir a sus misterios y obsesiones, a veces con irreverencia, a veces con profunda serenidad, con el conocimiento que surge del dolor y de su aceptación. Poesía fresca, lúcida, tan camaleónica como el mismo Eros desde donde se construye, avanza y retrocede ante nuestros ojos».

 

Bajo el título de Ludens, Jesús Jiménez reúne cinco series de fotografías. Casa serie se desarrolla en un lugar determinado, presentando variaciones en dicho lugar.

 

Leer donde nadie lee es un acto de revolución. Escribir donde nadie escribe es un acto de revolución. Hablar donde se impone el silencio es un acto de revolución. Tomar un arma donde habita un demonio es un acto de revolución. Amar donde sea es un acto de revolución. En el corazón de Se abren los caminos, que no está en el centro sino al inicio de la novela, Manuel Barroso escribe las palabras anteriores en voz de Papá Legba, el protector del mundo espiritual, mediador de los humanos y los espíritus menores que conforman el cosmos del vudú haitiano. Narración que demuestra que la historia sin cuerpo es efímera, esta obra primera abreva tanto de la literatura como de los hechos, ficción y realidad, semillas quinta esenciales de la permanencia que en la palabra encuentra a la vez su derrotero, efímero, y su lugar entre nosotros. La palabra que se dice a manera de acción, es decir, de revolución y de escritura: la vuelta, el giro, el paseo y, a la vez, la andanza de una voz grabada con tino en el tiempo que, Barroso bien lo sabe, no es nada salvo que sea humano.

 

 

Los relatos que contiene este libro tocan con naturalidad aspectos fundamentales de la historia reciente de México, específicamente el último cuarto del siglo XX. Desde el plano de lo cotidiano, sus personajes, que son de carne y hueso, se hacen preguntas materiales y básicas acerca de la existencia, que van desde el amor y la sexualidad hasta los gasolinazos o la corrupción. El lenguaje de todos los días se las arregla aquí para dar intimidad y hondura al gradual establecimiento del neoliberalismo en México. El autor consigue así un volumen atractivo que refleja una etapa crucial del devenir nacional, sin dar lecciones forzadas, sino utilizando los hechos como trasfondo o contexto, lo que otorga al conjunto de relatos un equilibrio notable entre historia y literatura.

 

 

Acaso el destino es una conmovedora saga generacional que alterna mis dos tierras, las mismas de los protagonistas de esta novela, una pareja unida por el amor, pero dividida entre México e Italia, que como muchos emigrantes, en el intento por pertenecer a cada una de sus patrias, se vuelve víctima y parte de la Historia de ambas.

 

 

Este breve y delicioso libro de cuentos de Anamari Gomís nos depara muchas sorpresas: en él descubrimos a un arquitecto que decide dejarse estar en su terraza, a una familia judía que atestigua la llegada del hombre a la luna, a un automóvil negro donde viaja el juez republicano que condenó a un anarquista a la cárcel, a un perro que espera ser rescatado en el Periférico, entre otras historias que absorben al lector. A medio camino entre la evocación, la autoficción y la herencia joyceana de Sergio Pitol y Salvador Elizondo, en estos cuentos la gracia, la riqueza y la observación profunda del detalle de Anamari Gomís brillan con plenitud y espléndido oficio: las casas, las mudanzas, las comidas y las ropas, así como las delicadas relaciones familiares, pasan por el filtro de una epifanía literaria que transporta al lector a sus propios descubrimientos interiores y convierte estas historias en asuntos paralelamente atormentados y gozosos, como el espíritu de sus personajes tan inquietantes y muchas veces tan parecidos a nosotros mismos.

 

 

Para Renzo, el protagonista de esta historia, no existe algo parecido a un hogar. En ello radica su drama pero también la motivación para abandonar una Lima hostil y embarcarse en interminables viajes a través del Perú, Latinoamérica y Europa. Con esta novela diáfana y dinámica, Hugo Renzo Mejía se inscribe en la nueva generación de autores latinoamericanos que escriben desde y sobre el exilio, con un pie en el país de origen y el otro afuera El protagonista de Habitat es un hombre acostumbrado al buen vivir, pero no tiene dinero en los bolsillos; es enamoradizo y al mismo tiempo egoísta e hipocondríaco. Nuestro personaje busca desesperadamente un lugar en el mundo, se envuelve constantemente en relaciones amorosas con las que intenta comenzar una vida lejos de sus orígenes y de su traumático pasado familiar. Es en medio de esa búsqueda cuando se detendrá por un instante para narrarnos su historia desde un pequeño pueblo italiano. Con un estilo directo, en ocasiones minimalista, y sin dejar espacios para divagaciones, Hugo Renzo Mejía nos entrega así una primera novela ágil, sugerente y compacta.

Aquí hay algo que, con un guiño de pestañas llenas de chaquira, nos seduce. Así como este libro nos seduce. Y las vidas mostradas en los poemas narrativos, o relatos poéticos, que aquí aparecen. Sergio Telles, con su obra, se planta frente a nuestros ojos con un desfile de personajes fuera de lo típico: homosexuales, ladronas, transexuales, prostitutas, drogadictos, mitómanas… Telles nos obliga a ver. Nos obliga a sentir. Nos obliga a aceptar que, desnudos, todos somos iguales y buscamos lo mismo. Telles maneja con elegancia cada palabra que nos lleva a la más profunda decadencia. En eso reside su valor literario, en las dicotomías: a mayor belleza, mayor es el dolor mostrado y mayor la decadencia.

 

https://www.textofilia.mx/

Denisse De la Parra