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LA RESEÑA: POETA CHILENO’. ZAMBRA y SU TALENTO SIN TOPE – A P O L O R A M A
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LA RESEÑA: POETA CHILENO’. ZAMBRA y SU TALENTO SIN TOPE

LA RESEÑA: POETA CHILENO’. ZAMBRA y SU TALENTO SIN TOPE

 

Alejandro Zambra ha tenido la osadía de zambullirse en una novela larga, más de 420 hojas, y salir victorioso y reforzado. ‘Poeta chileno’ es su texto más ambicioso y el mismo atraviesa por tramos en los que una montaña rusa de desigualdad se apodera de algunas de las partes, como de la segunda, a la que podrían quitársele páginas y el resultado hubiese sido exitoso igualmente.
Poesía para poetas, poetas que despellejan a otros poetas, poetas que se golpean, poetas que aman, poetas que sufren, poetas que escriben para ser elogiados, poetas que imparten clases y la sombra que Nicanor Parra que incluso hace su aparición -y muy graciosa- en el penúltimo tramo del libro, aunque esté presente en la totalidad del mismo. La premisa de Faulkner reina en el texto: “Yo soy un poeta fracasado. Puede que todos los novelistas quieran escribir poesía primero y, al ver que no pueden, intenten escribir relatos cortos, que es el género más exigente después de la poesía. Y si también fracasan en eso, sólo entonces, empiezan a escribir novelas.” Zambra digiere esta afirmación y la misma está viva en muchas de sus páginas en las que se centra en la escritura, pero sobre todo se diseccionan poetas y poemas, aunque muy pocos sean buenos -según indican los protagonistas-. Hay rabia, envidia, crudeza y anhelo de triunfo a través de los versos.
‘Poeta chileno’ consta de cuatro partes. Las dos primeras son las más desiguales, fundamentalmente la segunda. En ellas se siguen las destemplanzas y los proyectos de Carla, Vicente, Gonzalo y alguna aparición de León y su pasado como ese progenitor que se bajó del barco de la unidad familiar. Lo que fueron como pareja, los padrastros, los amantes, las separaciones y los malos poemas, esos siempre están, aunque en ocasiones se hablen de buenos. Es la poesía la que sirve de hilo narrativo para reflejar la evolución y madurez de los personajes. Es también esa relación con el gato familiar y el gusto por la comida gatuna por parte del niño Vicente la que prima la historia en su primera parte. La misma -en su segunda parte- pierde consistencia por cierta reiteración que ya había tenido su calado. Gonzalo, Carla y Vicente, Vicente, Carla y Gonzalo. Zambra se enroca sin necesidad, pero al llegar a la tercera parte, titulada “Poetry in motion’ la novela despega hasta el final con absoluta y rotunda brillantez. En ella aparece una figura tan interesante como fantasmagórica que es la “gringa” Pru con su pasado lacerante en cuestiones amatorias y sus dudas sobre ese viaje a Chile tan distinto como se imaginó. Esta parte, al igual que casi toda la novela, posee un debe grande en aspectos textuales que pueden evocar a ‘Los detectives salvajes’ de Roberto Bolaño, pero Zambra no imita, lo digiere y le da salida con inteligencia y garra narrativa. Pru investiga sobre poetas, los entrevista y asiste a un desfile de egos y rivalidades muy divertidos. Vicente ama en silencio y busca respuestas a preguntas que desconoce. Algo hierve en él y no es solo el sentir. Esas dos primeras partes cumplen su función al adentrarse en las dos últimas partes y conseguir que todo encaje. La cuarta parte muy ligada a la tercera es la más emotiva. Refleja madurez e ilusión en los personajes.  Zambra se vuelve presente como narrador y opina lo que él haría o desearía. Esto proporciona mucha agilidad en su planteamiento. ‘Poeta chileno’ es una novela, pero bien podrían ser dos o tres si se atendiese a la longitud sus anteriores libros. Las partes están muy bien diferenciadas y por sí solas todas poseen entereza, pero consiguen estar hilvanadas sin necesidad de recurrir a la heroica de las falsas casualidades.
‘Poeta chileno’ es una gran novela que disecciona a escritores a amantes, a envidiosos, a profesores y, ante todo, a poetas que siempre están con el hacha preparada para la guerra. Zambra con cada libro consigue crecer.
Denisse De la Parra