DE LA FIL: » VINDICTAS » UN ANTOLOGÍA A LAS ESCRITORAS LATINOAMERICANAS

En palabras de Jorge Volpi, esta antología “surge para cuestionar la convicción de que conocemos los grandes cuentos del siglo xx”.

 

Una nueva colección de libros universitarios escritos por mujeres, casi un concepto, surgió el año pasado, y desde entonces ha dado de qué hablar. Aquí se les propuso a las prologuistas de cada uno de los cinco títulos –publicados hasta ahora– suaves y fértiles impresiones sobre aquel texto que con tanto esmero acarician desde su umbral, y que para siempre acompañará su lectura vindicativa.

Para más señas, Socorro Venegas, directora general de Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM, introduce a las escritoras que nos concedieron escribir de otras escritoras, mundos en mundos, para invitar a la lectura.

 

Hace tiempo, es verdad, que el mundo editorial mexicano no era tocado por un suceso, un algo que a los lectores hiciera suspirar y volver la vista no solamente a brillante literatura devuelta del descuido y la relegación deliberados, sino también devolviera, en desquite sumo, el aliento a esos libros, como objeto preciado ya, gracias al cuidado de Ave Barrera, Clarisa Moura, Ana Paula Dávila, Patricia Zama y Elsa Botello López, alas de esta antología de obras.

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La antología reúne 20 relatos de igual número de escritoras, cuya mayoría proviene de América Latina, con el afán de extender el rescate literario a toda la geografía hispánica. Las narradoras incluidas en Vindictas. Cuentistas Latinoamericanas nacieron en los años 30, 40 o 50 del siglo pasado, por lo que compartieron tanto las restricciones, como la censura social y literaria de una misma época.

En las páginas de este libro se encuentran la mexicana María Luisa Puga, con su narración “Inmóvil sol secreto”; la hondureña Mimí Lozano cuyo cuento “Ella y la noche” se incluye; la cubana Mirta Yáñez con “Nadie llama de la selva”; la ecuatoriana Gilda Host, autora de “Reunión”; la colombiana Marvel Moreno con “Barlovento”; la uruguaya Armonía Somers y su “Muerte por alacrán”; la nicaragüense Mercedes Gordillo con “Una perfecta desconocida”; y la española María Luisa Elío, autora de “Locura”. Si bien algunas de estas narradoras pueden sonar conocidas, para la mayoría constituirán una revelación, pues, aunque tuvieron gran aceptación entre el público y sus pares, la influencia heteropatriarcal (a la que no es ajena el canon literario) se encargó de silenciarlas.